En esta segunda oportunidad el restaurante elegido fue: “El almacén secreto”, en la calle Aguirre 1242 en el barrio de Villa Crespo. Cuando llegamos nos sorprendimos al encontrar una casa con un frente común, viejo, tal vez un poco loco, donde no había un cartel muy explicativo de lo que en sí era.
Tocamos el timbre, como teníamos la reserva solo dijimos nuestros nombres y rápidamente nos abrió la puerta una chica muy simpática dándonos la bienvenida.
Uh!!Parecía la casa de mi abuela, tipo chorizo, antigua de pisos de la época, con patios llenos de plantas, enredaderas, y allí mismo estaban muy bien preparadas unas siete u ocho mesas, con una vajilla típica de la región del norte de nuestro país, con cubiertos de acero inoxidable y también de alpaca. De las paredes colgaban unas máscaras hechas de chapa que figuraban animales comunes y también fantasiosos. Además cerrando el decorado había un horno de barro y también una parrilla. Del patio se podía pasar a un salón con piso de madera ruidoso donde había mas mesas preparadas de la misma forma, un gran armario viejo, reciclado lleno de vinos, licores de coca, dulces regionales, arrope, miel, tes de coca. De las paredes colgaban también máscaras y cuadros viejos y un pizarrón donde estaba escrito todo lo que allí se vendía con sus respectivos precios. Al costado de la puerta de entrada se encontraba la cocina, chica pero muy ordenada y equipada con diferentes utensillos, gran variedad de frasquitos con distintas especias para platos dulces y salados, en fin todo lo necesario. También había un salón con cuadros semejando a una galería de arte, que seguramente debe ser utilizado cuando llueve. Por último me queda describir el baño: muy llamativo, por varias cosas, por ser único tanto para varones como para mujeres, un baño como el de tu casa, con bañadera, cortina de baño, toalla jabones en pan , líquidos hasta en gel. Un llamativo color azul en sus paredes y un cuadro antiguo como así también el espejo.
Elegimos para cenar una mesa ubicada en unos de los patios, con buena luz y rodeada de plantas.
Mientras elegíamos el primer plato degustamos una copa de vino
Espumante de la bodega del Fin del Mundo que invitaba la casa, con un pan casero hecho en el horno de barro y mote.
Como entrada Fernando pidió “ Tamales” que según él eran los más ricos y verdaderos que comió. Yo elegí “Provoleta de Cabra” riquísima con una textura suave, espectacular, tenia un espesor de no menos de 7 centímetros, la consistencia asemejaba mas a una ricota compacta que a un queso, el sabor era el tipico a cabra
De plato principal Fernando eligió “Charquisillo” elaborado con charqui, arroz , mote, cebolla roja y varios vegetales, un gusto realmente autóctono del norte argentino.El charqui que era vacuno había cedido toda su salinidad al guiso y su sabor era similar al de una carne vacuna grande y tiernizada a partir de una cocción lenta.
Yo en cambio preferí un “Solomillo de cerdo con frutos rojos y arroz blanco”, una muy rica salsa de arándanos con leche de coco y mostaza en grano acompañaba al cerdo y lo más sorprendente fue el arroz blanco condimentado con hierbas regionales del norte, menta y perejil picado, un placer.
Como postre elegimos, por que lo compartimos, “Volcán de chocolate con helado de tuna” esto fue una explosión de sabor en la boca, con un acompañante frío y algo áspero del helado y “Quesillo de cabra con dulce de cuaresmillo, nueces, arrope y miel de caña” muy rico, riquísimo. El cuaresmillo es un fruto autóctono del norte argentino y como nunca madura se lo consume solo como dulce.
Como síntesis de nuestra segunda salida gourmet podemos decir que aún más linda que la anterior, que experimentamos nuevos sabores y disfrutamos de los ya conocidos en un lugar sencillo, confortable, acogedor que nos hizo sentir como en casa, es para volver. Lo mas característico de este restaurante a puertas cerradas es que al entrar entras justamente a una casa con todos sus ambientes abiertos incluso su cocina a la cual se puede pasar, no es un restaurante es una casa donde sus dueñas preparan la comida y te la traen por ejemplo al patio.
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