martes, 19 de junio de 2012

LA PUERTO RICO



En Noviembre de 1887, el aire de la Catedral al Sur, en el barrio de Monserrat, se perfumó con el aroma del café recién molido. Don Gumersindo Cabedo abrió La Puerto Rico, en un local de la calle Perú, entre las de Alsina y Moreno: lo llamó así, debido a que vivió algún tiempo en Puerto Rico, tierra de buen tabaco y apreciado

café, sitio al que Cabedo recordó con mucho afecto.
En Perú funcionó el café hasta 1925, año en que pasó a ocupar el local de Alsina 416, donde hoy continúa ofreciendo su hospitalidad y su buen café. José Ingenieros, Paul Groussac, Arturo Capdevilla, José María Monner Sanz y Rafael Obligado frecuentaron sus mesas.
Durante muchos años fue uno de los lugares de reunión preferido por los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires. El pintor Willy Guzmán, el fotógrafo Alberto E. López, el relojero urbano Alberto Selvaggi, el arquitecto José María Peña y sus colaboradores del Museo de la Ciudad, son algunos más entre sus tantos y consecuentes clientes.
La fachada de La Puerto Rico combina el granito negro revistiendo los muros, con las amplias vidrieras, la carpintería de madera y su puerta de dos hojas con vidrios esmerilados con la síntesis de una taza de café y su nombre. En la vidriera aparece el muñeco característico del local, un negrito con ropa blanca y sombrero anaranjado. El frente se completa con dos toldos verdes.
El salón, de generosas dimensiones,
con una capacidad de 180 personas tiene alrededor de 70 mesas, redondas y rectangulares con tapa de mosaico granítico que lleva incrustada en estaño, el nombre del café. La base es de madera.
En las paredes, la boiserie alcanza una altura de dos metros, que intercala espejos de medialuna, donde se reflejan las siete columnas existentes. El piso de mosaico granítico decorado, tiene alusiones a su nombre y estilizadas figuras de negritos y de barcos de vela triangular.
Una baranda de madera torneada, divide en dos al salón.
En el mostrador próximo al acceso se vende café recién molido, aproximadamente 180 kilos diarios. Hay además bombones, masas secas y facturas.
Un afiche de Gardel con sombrero y clavel rojo en el ojal; las plantas; el Diploma del Museo, y el paño con vidrio decorado en el cielorraso, dejan su impronta entre los detalles de la ambientación.
La concurrencia es variada, lo mismo que la consumición, si bien gana el café, ya sea solo o con leche y medialunas, los sandwiches especiales de pavita con tomate, o los de pan negro con jamón crudo y queso son muy solicitados, lo mismo que los submarinos, la torta de manzana, los scones, y también ahora, las pizzas en los modelos clásicos.
Los mozos, varios con muchos años en la casa, visten pantalón negro, camisa blanca, chaleco y moño a cuadritos rojos y negros.
En 1999 La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Declara a La Puerto Rico Café como "Sitio de Interés Cultural" y "Bar Notable" es una de las tres casas mas antiguas de la Ciudad de Buenos Aires .
Una foto de los artistas españoles Ángela Molina y Manuel Banderas, nos recuerda que algunos pasajes de la película de Jaime Chávarri, Las cosas del querer II se filmaron en este café.
Francisco Lacal Montenegro, habitué de toda la vida, es el autor del tango Café de La Puerto Rico: "...estampa del ayer / porteño y señorial, / que allá por el ochenta y pico... / viviste el florecer / del alma nacional..."
Un señor, mientras espera que el mozo traiga el pedido, conversa con su nieto, y le cuenta: "en una de esas mesas tuve la primera cita con una chica; desde entonces, para esa fecha nos encontramos aquí todos los años, sin haber faltado ninguno. Ya pasaron cincuenta, a tu abuela le encanta venir..."

Muchos dicen que el mejor café de Buenos Aires se toma en La Puerto Rico. Nosotros lo comprobamos junto a una s tradicionales facturas de manteca.
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BAR LA CORUÑA


Un bar notable (Del latín Notabilis: digno de nota, atención o cuidado) que se niega a hacer el paso del tiempo, es más pareciera estar detenido en este. Los mozos, los dueños aquí conserva una fachada antigua, desde el viejo mostrador cubierto de estaño, las estanterías, las botellas de grapa y ginebra, la música, que se puede escuchar de la antigua radio de madera que data de los años 50. El matrimonio dueño del bar compuesto por José Moreira y Manuela López, tienen la filosofía que si las cosas no se han roto, no hay por qué comprar las nuevas y más modernas. Sirvió de escenario para algunas escenas de "El sueño de los héroes", una película de Sergio Renán basada en la novela de Bioy Casares. Ubicación: justo al lado del mercado de San Telmo.
En este bar  todo esta como hace 50 años atras.
Los mozos, los dueños…todo en este lugar conserva una fachada antigua, desde el viejo mostrador cubierto de estaño, las estanterías, las botellas de grapa y ginebra, la música, que se puede escuchar de la radio de madera que aun hoy suena
Un Bar donde hay que ir  a comer algo o simplemente a observar el lugar, ya que lamentablemente, son bares de los que ya quedan pocos!
Nosotros comimos un churrasco con ajíes asados y una milanesa doble a  caballo vino de la casa moscato bien servido en un antiguo pagayo.

CONFITERIA EL PROGRESO


El salón de "El Progreso" en pleno barrio de Barracas. En Montes de Oca esquina California encontramos un noble edificio de planta baja y un piso alto, construido en 1911, por los prestigiosos arquitectos Emilio Hugue y Vicente Colmegna, autores también de la sucursal Barracas del Banco de la Nación, en Montes de Oca 1699 y de la Casa Moussion en Callao y Sarmiento, entre muchas obras más. En la planta baja del edificio en cuestión, por Montes de Oca 1700, se accede al café El Progreso, uno de los tradicionales del barrio de Barracas.En California, pese a sus 38 años de inactividad, todavía brillan las vías del tranvía; por ella corrían el 74 que desde el Correo Central iba para Gerli, y el 10 que habiendo partido en Plaza Italia buscabasu destino en Sarandí.
Un toldo metálico rebatible protege del exceso de luz. Su espacio es generoso, las mesas están dispuestas cómodamente. La boiserie, y la mampara de madera que da intimidad al salón familiar, con sus tres pequeños pilares, coronados con plantas, que separan rítmicamente sus cuatro vidrios martelinados, con ornamentos art-decó esmerilados, son dos de las características más destacadas del café. Dos columnas en medio del salón y los caños de los ventiladores de techo, son los elementos verticales en la geométrica composición. La barra; mostrador de madera, que incluye una heladeraque muestra la variedad de fiambres de la casa, tiene su grifo con forma de cisne. Sobre la pared, detrás del mostrador, botellas de Tres Plumas, Terry, Boussacq, Rhum Negrita, Hesperidina, anís 8 Hermanos, whisky Criadores y ginebra Bols se alinean delante del espejo, en estantes de vidrio o de madera. Más arriba, una guarda decorativa, con espejos en forma de rombo, completa el sector. Un letrero invita a pedir los tostados mixtos.

Un trabajador que terminó su jornada, y que está impecablemente peinado, devora las medialunas que acompañan al submarino.Las altas ventanas de madera, del tipo guillotina, tienen dos barrales a diferentes alturas, para que las cortinas se desplacen mejor.Con la elegancia que los caracteriza, un gato camina entre las patas de las mesas, mientras el sol de las seis y media de la tarde salpica al salón, y se escucha el ruido de las tacitas al ser acomodadas sobre la máquina de café.
La señora María Licinia Tomás de Moreno, su propietaria, llegó hace cuarenta años, cuando tenía 26, con su marido Aureliano Moreno, y su pequeño hijo. Venían de España, de Asturias, de Villaviciosa exactamente, entre el mar Cantábrico y la Cordillera de Sueve. Aureliano y María se hicieron cargo del bar "El Progreso", que ya funcionaba con ese nombre desde muchos años antes. Trabajaron intensamente, sin francos ni vacaciones, solamente cerraban el 1 de mayo y el 17 de agosto. Aureliano falleció hace algunos años.
Aquí se filmaron publicidades, escenas de algunas películas, y de tanto en tanto los estudiantes de cine realizan algunas tomas.
El dibujo de una bailaora sobresale en la pared del salón de familias. Un artículo, publicado en La Nación, de Omar Goncebat, que María recomienda leer, dice: "La terapia de la lentitud. Una tendencia de fin de siglo, recuperar la sencillez y eliminar las prisas, trabajando, ganando y consumiendo menos, puede repercutir positivamente y mejorar la calidad de la existencia". Toda una filosofía de vida.
Barracas, el barrio de Dionisia Miranda, la rubia pulpera de Santa Lucía, además de El Progreso, tuvo muchos cafés, como el famoso T.V.O. de Montes de Oca, frecuentado por los músicos y vecinos Eduardo Arolas y Agustín Bardi; el café El León, de Montes de Oca y Australia, donde tocó el bandoneón un músico conocido por "El Quija", del que Enrique Cadícamo dice en un poema: "En el año doce, tocó en El León./ Un café famoso que había en Montes de Oca/ casi esquina Australia. Y su bandoneón / a muchos incrédulos tapó la boca"; La Luna, en Montes de Oca y Uspallata: La Banderita, en Suárez y Montes de Oca; La Flor de Barracas, en Arcamendia y Suárez; El Sultán, de Iriarte y Montes de Oca, y La Armonía de Iriarte y Herrera, son sólo algunos de ellos.¡Barracas! Así se la conoce a esta zona de la ciudad desde el siglo XVII, cuando comenzaron a instalarse en el lugar construcciones precarias, barracas, para almacenar cueros y otros productos queentraban o salían de la ciudad por el Riachuelo. Así a diferencia de otros barrios, el nombre de Barracas, surge de una apropiación entre simbólica y práctica del lugar en sí.Escuchamos a Gregorio Traub, vecino y fiel barraquense, el café El Progreso, es el lugar natural para continuar hablando sobre las historias y las leyendas de este romántico y bello barrio.



LA FLOR DE BARRACAS


Esta vez recorrimos los bares notables de barracas empezamos a media mañana en  La Flor al mediodía almorzamos en los laureles y a la tarde merendamos en la confitería El Progreso
Con respecto a la Flor es realmente un lugar mágico
Un toldo marrón, recién incorporado, confirma la novedad. Marrón con letras blancas, estilizadas, avisa que ahí, en esa esquina de Suárez y Arcamendia a metros del pasaje Lanín, sigue estando en pie La Flor de Barracas, un bar y cafetín que reabrió hace poco renovado pero respetando su arquitectura y estilo original , tan característicos del barrio a principios de 1900, y tan tradicionales para ese lugar. El café, que perteneció a tres españoles durante los últimos 60 años, estuvo en venta en 2009 pero, pese a que se temió su demolición porque el edificio estaba muy caído y se buscaban otros emprendimientos, los nuevos dueños decidieron reciclarlo y recuperar ese espíritu de antiguo barrio que tanto buscan preservar sus vecinos.
Como El Progreso, que todavía sigue intacto en Montes de Oca y California, La Flor mantiene el piso original, mesas y sillas. También están la vieja barra de madera y los estantes con botellas de Licor Mariposa y ginebra Bols, las persianas de colores, el quiosco con vitrina y hasta la letrina en el baño de hombres. Todo reciclado, pero casi intacto, como hace 113 años.
La recuperación sorprendió hasta a los vecinos, que ya lo veían venido abajo. Victoria, la nueva dueña (prefiere no dar su apellido), dice que lo compró a fines del año pasado, cuando Mercedes Soto –viuda de uno de los españoles que lo manejaron durante más de medio siglo– se cansó de mantenerlo sola, y cuando todo el barrio ya pensaba que el cartel de venta –que ofrecía esa esquina a cambio de 300.000 dólares para hacer un hostel o un local de tango para turistas– anticipaba una demolición, y luego, posiblemente, la llegada de una torre.
“Dicen los vecinos que este bar es anterior al Normal 5 que está acá enfrente, y que acaba de cumplir 100 años. El mozo que acompañó siempre a Mercedes me contó mil historias: que antes se llamó Tarzán, y antes, La Puñalada. Los últimos dueños vivieron el esplendor: laburaban con las fábricas, las 24 horas. Pero después se cayó y la gente dejó de venir. Cuando lo compré no quise cerrarlo y dejar a sus parroquianos sin su cafetín, y hasta Mercedes me agradeció que siguiera adelante; pero es una gran responsabilidad, también”, comenta Victoria, que llegó a Barracas sin experiencia en el rubro gastronómico, pero confiando en el potencial de la zona.
Hoy la apoyan sus cuatro hijos, que se reparten las obligaciones del bar, y el personal que trabajaba en su casa: Ofelia, su cocinera, es hoy la chef de La Flor. Y la moza es una chica que también daba una mano en su casa.
A pesar del valor patrimonial del café, la recuperación se hizo en secreto. Sin apoyo oficial. Pero la ONG Proteger Barracas la descubrió y le dio difusión. Hoy, su reapertura coincide con tres proyectos de ley que buscan proteger ésa y otras áreas del barrio que están en riesgo por las demoliciones. Y, además, se ajusta a estos nuevos tiempos: desde que abrió, La Flor también tiene sucursal en Facebook, con casi 700 amigos.
Victoria se entusiasma con la idea de que no se pierda nada: “Que a la mañana vengan a desayunar los obreros de la fábrica de enfrente, que después lleguen los que toman su vinito, y que al mediodía almuercen los ejecutivos y pasen los estudiantes. Es un lugar valioso y hay que cuidarlo.
Quien necesitaba una ilustración de “esquina mistonga” –concepto importante pero no tan entendible del tango– no tenía más que irse hasta allá. Avenida Suárez a metros del paredón del neuropsiquiátrico, fábricas enfrente, casas bajas. La esquina mistonga era un gran bar con vivienda arriba que una vez fue conocido como La Puñalada y más tarde como El Tarzán –según los vecinos, porque era la selva– y en los cuarenta se adecentó un poco con un nombre lindo, tradicional, porteñísimo: La Flor de Barracas.
La Flor es un edificio de pura cepa argentina, de estructura metálica y enladrillado, bovedilla curva y baldosas calcáreas, con la única rareza de una estructura reforzada en el salón principal. Ahí se ve, en el cielorraso, una larga viga en doble T cruzada a su vez por otras más cortas y gordas que siguen la barra, como si en el primer piso criaran elefantes.
A este bar se le puede entrar por varias puertas, pero las almas correctas lo hacen por la ochava. Lo que se ve es panóptico, con el salón mayor a la derecha, pavimentado por uno de esos calcáreos de perspectiva simulada, como si uno fuera a pisar en cubitos. Al fondo está la barra, en realidad es una fea heladera muy bien recubierta en maderas, que frentea a un hermoso y amplio exhibidor cribado de botellas reflejadas en el espejo. Es una linda pieza racionalista, de líneas curvas y maderas navales.
A la izquierda de la ochava se abre lo que supo ser el billar y, más acá en el tiempo, fue locutorio. Cerrados por años, estos ambientes son ahora un lugar de mesas informales, forradas con historietas, y un living con puffs coloridos. Todos los ambientes mantienen una mezcla muy precisa de novedades y arqueología: las puertas internas son originales, con sus maderas y banderolas, y las grandes ventanas en tijera hasta tienen pintadas la publicidad de Seven Up de hace medio siglo. Los muebles son una mezcla de lo encontrado y de lo comprado parecido, la gran cortina de tablitas es viejísima y fue lavada y reconstruida con cuidado, y las botellas con líquidos de colores –iluminadas por atrás– abundan en Bidús y Crush encontradas en los sótanos.
Al entrar un par de pasos, se encuentra que hay un patio muy grande, tanto que se entiende que el edificio es en realidad en pantalla. Ahí se puede fumar entre plantas y a la vera de una heladera monumental, de madera y pensada casi como un buque. Todos los muros tienen sus texturas de siempre y fueron pintados de marrón oscuro hasta un par de metros, incluyendo en algunas paredes un waist de maderas finitas tan bien hecho que parece de época.
Arriba, las habitaciones del PH están renaciendo como una suerte de pensión bohemia y muy agradable, con luz y colores subidos. Esto del lado hotelero viene también del segundo gran tema de rescatar a La Flor, cómo hacerla viable. Como Oyhanarte bien sabe –o aprendió enseguida–, un lugar así tiene dos destinos: bar bohemio y caro, o café de barrio barato y ruin. Lo que su nueva dueña busca es ver si existe la manera de que los vecinos sigan yendo a comer su milanesa sin asustarse por los precios y también lleguen clientes nuevos, atraídos por el lugar y la comida.
La Flor de Barracas queda en Suárez 2095 y abre todos los días pero sólo los viernes, sábados y domingos para la cena.

LOS LAURELES


Ubicado en la Avenida Iriarte 2290 en el barrio de B arracas
Restaurante. Tanguería. Una de las pocas construcciones que sobreviven desde el siglo XIX en Barracas, hoy alberga una de las mejores cocinas típicas porteñas de Buenos Aires.

El Bodegón, presente en el inconsciente colectivo del barrio, los viernes por la noche es recreado por los parroquianos con guitarras y cantores. Sus habitué aún llevan la impronta de todos los íconos que le dieron personalidad a esta parte de Barracas: El Tango, que en este aún hoy arrabal, destila sus formas y códigos más genuinos.

Conocer su historia  e hace disfrutar aun mas tu estadía en el lugar


Llegados de España Fidalgo, Gonzalez y Santamariña fundaron en 1890 en Barracas en la esquina de sureste "Los Laureles". A fines del siglo XIX Barracas tenía intensidad de uso: cuarteadores, carreros, compadritos, tangueros, distintos oficios de inmigrantes payadores, carreras de cuadreras, organilleros.
En 1900 era tribuna política, charlas y debates entre conservadores, venidos de Avellaneda y socialistas vecinos del barrio, habitués de la Casa del Pueblo -Alvarado 1900-. Se encontraba habitualmente Don Alfredo Palacios, acompañado por Benito Quinquela Martín, que apoyaba al socialista.
1940 Un parroquiano de "Los Laureles" empezaba a ser un notorio cantante de tangos José Lomio, conocido artísticamente como Ángel Vargas. Cuentan que en Los Laureles el cantor distribuía entradas gratuitas a sus seguidores que concurrían masivamente al café bar.
Llegaba en varias ocasiones Enrique Cadícamo a dialogar con Ángel Vargas y allí en Los Laureles brindó a sus amigos el tango "a Pan y Agua" tango de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo, la música estaba registrada desde 1920 y grabada en 1945, lo mismo que el tango "3 Esquinas" una descripción profunda del barrio de Barracas (Enrique Cadícamo).
El café fue testigo del lujo, comodidad y suntuosidad de las quintas de Barracas y hoy difunde y preserva el tango.
Pasaron por aquí tangueros: Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Angel Villoldo, Alberto Ginastera, Anselmo Areta, Rodolfo Sciamarela. Encuentro de poetas Manolo Postas y Bartolomé Aprile.

Con respecto a la comida aquí se come muy bien  , comida sencilla pero contundente comimos bife  con papa fritas y  unos ricos macarrones a la genovesa de postre un increíble budín de pan

viernes, 8 de junio de 2012

CAFÉ LA PERLA


La Perla, bar notable ubicado en Pedro de Mendoza 1899, funciona desde principio de siglo en un edificio italianizante de dos pisos, donde la penumbra del salón es compartida por la claridad que se filtra por sus ventanas y permiten ver el paseo de la ribera en la Vuelta de Rocha y el inicio del tradicional Caminito de La Boca.
La madera se hace presente en el cielorraso, en el mostrador-heladera, en las mesas y sillas. Los mosaicos del piso muestran su piel gastada.
Muchas fotos se distribuyen por las paredes, desde familiares, pasando por historias del barrio, jugadores de fútbol y políticos, alternando con sifones antiguos de colores y una vieja vitrola.
El caudillo socialista Alfredo Palacios, Domenico Modugno, el actor Marcos Zucker, Claudia Schiffer, los pintores Rómulo Macció, Blas Castagna, Hugo Irureta y Nestor E. Román, el escultor Julio C. Vergottini, el grabador Víctor Rebuffo, y la actriz María Concepción César, son solo algunos personajes de los muchos que visitaron y visitan La Perla.
Aquí se puede disfrutar de una abundante picada, y de las pastas clásicas, tanto como de un café con leche con unas buenas medialunas o un submarino.
Un micro se detiene sobre la antigua del Crucero, comienzan a bajar turistas, las parejas de bailarines empiezan a moverse al ritmo del 2 x 4, las cámaras fotográficas comienzan su tarea. En unos minutos las veinte mesas de La Perla estarán ocupadas.
Todos los idiomas posibles poblarán el corazón de la Boca.

LA BUENA MEDIDA


Caminando por Suárez al cruzar Necochea uno se da cuenta que las cantinas de La Boca ya no existen  son un símbolo del deterioro de la decadencia.
Siguiendo por Suárez hasta sus inicios en el numero 101 en su intersección con Caboto esta La Buena Medida un baluarte boquense
Fue en sus inicios un almacén y despacho de bebidas, y su nombre surgió del lema: "para tomar bebida, tomar la buena; para tomar la buena..., la buena medida"
El bar es despojado y el lugar donde esta es desolado
Lejos quedo el alto transito del lugar en la época en que funcionaba en la zona el ministerio de Obras Publicas o el desembarco de las lanchas que traían sandías de Corrientes, nos contaba Antonio el hijo del dueño que allá por los años 50 pasaban no menos de tres mil personas por día por la zona
Los operarios de YPF  que ahí cerca trabajaban convirtieron al lugar en el paraíso del sándwich de mortadela
El lugar es muy oscuro creo que así lo prefieren los parroquianos cuando entramos nosotros prendieron la luz seguramente porque nos vieron extraños
Mirando por la ventana se puede ver el comienzo de la villa de Caboto y la autopista , , se veían los tachos quemando madera para dar calor  y  los perros ganaban en número a la gente , estaba casi anocheciendo.
 De no ser por la autopista o por el paso del 20 que va a Retiro uno no podría adivinar en que década del siglo xx  estaba ocurriendo esta visión
 A la izquierda de la ventana se podía ver un conventillo pero no el típico, el pintado de todos colores sino el primitivo el de chapas oxidadas por el tiempo.
Aquí se puede venir a tomar vermouth o café, el café todavía cuesta seis pesos , y aquí el detalle gastronómico es uno de los pocos lugares donde aun hoy se pueden probar los strascinattis (pequeños capeletis de pasta seca ) al pesto que siempre fue la pasta boquense por excelencia.

CAFÉ ROMA


Situado en la intersección de Almirante  Brown y Olavarria es desde 1905
un autentico hito del sentimiento boquense ya que su fundación coincide en fecha con la fundación de Boca Juniors
Alejado del circuito turístico, conserva las características propias de un bar de barrio.
  Es  uno de los más antiguos y tradicionales de la zona. Inaugurado en 1905 funcionó anexo a una fiambrería, desde su construcción hasta mediados de la centuria, momento en el cual, y hasta nuestros días, funciona como bar.
La ambientación del lugar está conservada en estado original. Su piso de baldosas blancas y negras se pierden en las pisadas de los parroquianos. Si bien tiene aire acondicionado, de sus techos cuelgan cuatro ventiladores que permanecen encendidos en los días no tan calurosos.
Un cartel, coquetamente ubicado en el mostrador, indica que "Por razones de higiene se prohíbe escupir en el suelo" y sobre él un antiguo farol, que en su época de esplendor llegó a iluminar con kerosene esta esquina bien boquense.
Es un oasis sentarse allí y disfrutar escuchando nuestro idioma, de "sabihondos y suicidas", ya que todavía no ha sido contaminado por los turistas. Viejos habitúes silban un tango y se mantienen charlas acaloradas sobre la vigencia de Carlos Gardel. Quien regó con su voz el local más de una vez.
Otro músico que no deja de darse una pasadita por ese "su lugar" es el famoso trompetista Roberto Fats Fernández.
De sus paredes de ladrillo cuelga la historia del Bar Roma, y por supuesto de la Republica de la Boca, en ellas se ve una foto de una gran inundación donde el local permanece tapado por el agua. Esa imagen trae el recuerdo de la película  "El viaje" de Pino Solanas, que muestra a una Buenos Aires exageradamente inundada.
Infaltables los banderines del equipo xeneize, colgados por doquier
Sin lugar a duda lo que mas me fascino fueron los carteles enlozados de antisárnicos que yo jamás había visto (y eso que soy fanática de los carteles enlozados) tenían tres
-Sarnifugo – garrapaticida  Cooper
-Especificos  De Littre  que cura la sarna de ovejas
-Antisarnicos Young
Creo que son piezas únicas en el mundo
Este bar tiene ángel, tiene rioba, tiene porteños, tiene tostadas de pebetes para merendar como yo comía en mi infancia.

EL ESTAÑO 1880


En el día mas frío de lo que va del año 2012 decidimos recorrer los bares notables de La Boca, empezamos almorzando en El Estaño seguimos en el café Roma , pasamos por La Buena Medida y terminamos en La Perla
El estaño es un metal plateado, maleable, que no se oxida fácilmente y es resistente a la corrosión.
Pero más allá de esta definición tan teórica, El Estaño (así con mayúsculas) es un emblemático y antiguo bar del barrio de La Boca, ubicado en Aristóbulo del Valle y Hernandarias, muy cerca del Estadio de Boca y del Parque Lezama.
Su nombre se debe a que todavía conserva (y en perfectas condiciones) la tan característica barra de estaño: sobre ella puede verse todavía su sello que certifica la fabricación.

Fuimos atendidos por una anfitriona de lujo, Alejandra (la dueña) quien nos contó que la construcción data de 1880 y se conserva original, lo construido recientemente es el salón comedor, los baños (impecables!) y la cocina.
Todo el lugar tiene una atmosfera bohemia y calida, ambientado con “cosas viejas” (relojes, botellas) y tambien con originales del maestro de la Boca, Benito Quinquela Martin y de Imperiale
La historia nos cuenta que, como muchos de los bares históricos, nació primero como un almacén llamado La Estrella del Sud (en 1890). En 1939 dos inmigrantes (Don Lorenzo y Doña Vicenta), se hacen cargo de el.


Otra Historia como tantas, pero con seres humanos "únicos" que marcaron la diferencia
Es la historia de dos familias de inmigrantes italianos y españoles, Teresita Vicenta y Manuel Lorenzo. Lorenzo el elegido por la fantasía, el deseo, la ilusión, el nombre festejado cada 10 de Agosto, el nombre que se uniría al de Vicenta en Parque Chacabuco, Medalla Milagrosa un 5 de Julio de 1939 por siempre.
Serían conocidos en un "lugar único" de ellos y su gente, "la gente del barrio" que los nombraban y recuerdan para siempre como "la esquina de Lorenzo y Vicenta".
1890 - En la Boca, se instala un Almacén llamado "Estrella del Sud"
1939 - Manuel López (Don Lorenzo) y Teresa Vicenta (Doña Vicenta), se hacen cargo del almacén.
1940 - Enfrentan la inundación del '40 en la que casi pierde la vida Don Lorenzo
1950 - Funciona también como centro de reuniones sociales.

El Estaño 1880 fue escenario natural de gran cantidad de largometrajes:

"Evita (Quien quiera oír que oiga)" - (1984) 
Dirección: Eduardo Mignona
Intérpretes: Flavia Palmiero
"La Fuga" - (2001)
Dirección: Eduardo Mignona
Intérpretes: Miguel Ángel Solá, Ricardo Darín, Gerardo Romano
"Eva Perón" - (1996)
Dirección: Juan Carlos Desanzo
Guión: José Pablo Feinmann
Intérpretes: Esther Goris, Víctor Laplace
"Pepe Carvalho en BA" - (2000)
Dirección: Laura María Barone
"El Amor y El Espanto" - (2000)
Dirección: Juan Carlos Desanzo
Guión: José Pablo Feinmann
"El Sueño de los Héroes" - (1997)
Dirección: Sergio Renán
Intérpretes: Germán Palacios, Soledad Villamil, Lito Cruz, Fabián Vena
La tranquilidad de un almuerzo, un día  de semana en el estaño no tiene precio además de toda su historia en el estaño cocinan bien, tiene detalles gourmet y contundencia de bodegón por ejemplo , excelente panera y anchoas en salmuera incluidas en el servicio de mesa
Tomamos buen vino AMPAKAMA  VIOGNIER 2009 DE CASA MONTES y comimos pastas, ricos fusiles caseros al fierrito con estofado de carne y buenos sorrentinos a la scarparo.

Pero así conociendo la historia de un lugar todo parece mas rico como no pensar que en esas mismas baldosas alguna vez tangueros , trabajadores portuarios , comadres de conventillo disfrutaban de la vida.
Tranvías , chatas galpones y riachuelo, todos forman parte de El Estaño , un lugar único , con magia y sin tiempo.



domingo, 3 de junio de 2012

BAR DEL HOTEL CLARIDGE


Se ubica en la calle Tucumán 535 en el barrio de San Nicolás.
Un mundo de tradición y prestancia envuelve el conjunto del Claridge Hotel. Con una silueta marcadamente clásica, todos los rincones y ambientes respiran tradición, salones al estilo Tudor, muebles con antigüedades de gran valor, mil y un detalles que remiten a la Inglaterra victoriana e incluso el té de las cinco en el Claridge Bar.
Muchos visitantes ilustres pasaron por el Claridge Bar. En las paredes del bar se exponen las fotografías autobiografiazas de Camilo José Cela, Julio Boca, Roberto Carlos o Jorgr Lavelli quienes entre otros eligieron este bar para tomarse un respiro y disfrutar de su magnífica coctelería.
El Claridge Bar, de marcado estilo inglés, es un auténtico polo de atracción para ciudadanos y extranjeros: aquí se dan cita desde artistas a hombres de negocios tanto para disfrutar de la hora del té como para relajarse al caer la tarde al arrullo de las notas acompasadas del piano. El Claridge Bar ha sido declarado recientemente "Bar Notable" de la ciudad de Buenos Aires.
Tomamos  capuchino y té frío para coronar esa increíble tarde de recorrida por los bares notables!!!


PLAZA BAR DEL MARRIOTT HOTEL


Excelente y lujoso bar ubicado en el hotel Marriott en la calle Florida 1005 en el barrio de Retiro.
El Plaza Bar ofrece el clima ideal para tomar una copa y pasar un rato agradable. El cálido y refinado ambiente se destaca por su boiserie, las finas alfombras de bello diseño, los elegantes sillones, los grabados y las pinturas con escenas hípicas, todo ambientado con una adecuada iluminación. Destacada vajilla al igual que su atención.
Durante más de un siglo, el Marriott Plaza Hotel Buenos Aires ha establecido el estándar del lujo y la elegancia internacional. Abierto en julio de 1909 como el Plaza Hotel y ampliamente reconocido como el primero hotel de lujo en Argentina, este lugar de interés histórico ha hospedado a muchos personajes famosos, incluyendo Charles de Gaulle, Theodore Roosevelt, el Rey Juan Carlos de España, Indira Gandhi y Luciano Pavarotti. El hotel se encuentra convenientemente ubicado en el corazón de Buenos Aires, en la peatonal Calle Florida, con vistas a la histórica Plaza San Martín. Todas las habitaciones ofrecen ropa de cama de lujo y acceso a Internet de alta velocidad. Para las reuniones y los eventos sociales, el hotel posee nueve salones. Para las comidas y el entretenimiento, el hotel ofrece: La Brasserie, abierto para el desayuno y el almuerzo; el Plaza Bar, escogido por la revista FORBES como uno de los mejores bares de hoteles en el mundo; y el Plaza Grill, un restaurante cinco estrellas conocido como uno de los mejores en Buenos Aires.
Tomamos jugo de naranjas acompañado con papas fritas y maníes.


FLORIDA GARDEN


Una buena tarde, después de probar los quesos ganadores de Mercoláctea 2012 en Casa Nieto Senetiner fuimos a recorrer Bares Notables de la Ciudad, empezamos por el Florida Garden, seguimos por el Café Plaza del Hotel Marriott  y terminamos en la confitería del Claridge
El Florida Garden es  un café mítico y patrimonio de la cultura ciudadana en la tradicional esquina de Florida y Paraguay
Su fachada vidriada sus puertas con manijones cobreados y su lema “la identidad de una esquina “ fue testigo y protagonista de los años 60 cuando Buenos Aires era un happening
Se asegura que aquí se sirve aun hoy la mejor torta de queso de la ciudad

Pedro, Aldo, Ángel, y muchos otros son los mozos que desde hace cuarenta años no pierden el entusiasmo en saludar y bromear con los habitúes. Respetar con un impecable servicio al cliente que se acerca a la barra para el café o al que se sienta para un exquisito té en las mesas enmarcadas por la  esquina de Florida y Paraguay.
De Borges a Maradona pasaron todos los personajes de la ciudad porteña y muchos extranjeros no se pierden la foto. El Florida Garden está dentro del grupo de bares notables
Pero el clásico sigue siendo el café, que lo sirven en la barra con un cuadradito, bastante grande, de torta del día. A mi me tocó tocó un esponjoso brownie. Todo esto está enmarcado con el divertido sonido de  las más de 1500 cucharitas diarias que hacen brillar el lugar

CASA NIETO SENETINER


Ubicada en la calle Quintana en el barrio de la Recoleta. Fuimos allí invitados por Gustavo Precedo para una degustación de quesos y dulce de leche, con vinos Nieto Senetiner.
Se trataba de los productos que habían obtenido medallas en Mercoláctea 2012 en las distintas categorías. En la categoría quesos con hongos el brie de Fermier , el camembert  de Fermier y el azul de Zavaz.
En quesos de pasta semidura el Gouda de Canut, en pasta semidura con ojos el Fontina de Arroyo Cabral, el Gruyerito de Tregar, el gruyer de verónica , el Holanda de Arroyo Cabral y el Colonia de Lácteos Gottley el Pategras de Manfrey.
De pasta dura
REGIANITO  DE LA SERENISIMA
SBRINZ DE REMOTI
REGIANO DE TRELAU
PARMESNO DE  CAMURI
SARDO DE ADRIANITA
ROMANO DE CASTELMAR
PEPATO DE REMOTI
GOYA DE LACTEAR
PROVOLONE DE LA SERENISIMA
PEPATO AHUMADO DE CANUT

DE PASTA BLANDA HILADA
MUZZARELLA PARA PIZZA LA SERENISIMA
MUZZARELLA FRESCA DE CAMURRI
BOCONCCINO DE FESTA
FLOR DE LATTE DE GRANJA ARRIVATA
PROVOLONE HILADO DE SB
PROVOLETA AHUMADA DE GRANJA ARRIVATA
BURRATA DE GRANJA ARRIBATA


CATEGORIA UNTABLES

NEUFCHATEL DE TREGAR
MASCARPONE FESTA
UNTABLE DE ESTILO REAL

CATEGORIA LECHES FINAS

MOZZARELA DE BUFALA DE GRANJA ARRIBATA
QUESO DE OVEJA DE QUESERIA DE LA PAMPA


De los dulces de leche el ganador fue el de Minotauro, probamos también el de la escuela Agrotécnica salesiana Don Bosco, todos en su versión plástico, vidrio y cartón.

MIRIAM


Liniers a mi entender, es un lugar al que los gourmet porteños no pueden dejar de ir, ya que desde hace años existen  a lo largo de sus calles infinidad de negocios donde pueden encontrarse los mejores productos de la cocina boliviana y peruana.
Es  por eso que en varias oportunidades vamos a comprar productos para tratar de reproducir en casa los platos típicos de esos países.
Así a lo largo de la calle José León Suárez y pegados uno a otro (  no se puede recomendar a ninguno en especial), hay maravillosos locales con colores y olores como no hay en otra parte de Buenos Aires.
Esa mañana compramos para la cena Oka ( especie de batata), Ají panka( ají seco que al hidratarlo y rasparlo desprende una carne deliciosa), porotos tape, y unas cuantas especias y variedad de ajíes( jalapeño, escabeche y locoto).
Tampoco se puede desaprovechar los productos de las carnicerías, compramos chinchulines de cordero y hermosas costillas de cordero capón, de 400 gramos cada una.
Estando por estos lugares es imposible no ir a almorzar a un restaurante boliviano, y el de elección es Miriam, su dueña nacida en Cochabamba , cocina los platos tal cual los come el pueblo boliviano. Está   ubicado en la calle Ybarrola 7184. Tiene dos locales y una sucursal en la esquina, todos amplios y limpios. La presentación de los platos no es a la que estamos acostumbrados, pero los sabores valen la pena. Comenzamos con una salsa de tomate con locoto para untar unos pancitos dulces, luego seguimos con: Chorrillana ( base de arroz , huevo frito, papa frita, tomate salteado y cebolla acompañada de carne grillada a la plancha) y luego lo que se denominan Planchitas ( bifecitos con papas y huevo todo grillado).
El menú es muy extenso, falto probar  el pollo Broaster y las sopas de maní. Compramos para tomar Salvietti que es una gaseosa de papaya
De fondo nos acompañó todo el almuerzo la cumbia boliviana.
Cabe destacar los carteles en los baños “  Solo urinario”. Para recordar esta experiencia!!!!!!!!!!!