En nuestra cuarta salida elegimos al restaurante “Oro y Cándido Mercado Contemporáneo” ubicado en Palermo Viejo en la calle Guatemala esquina Oro.
En esta oportunidad elegimos ir a almorzar, ya que era día domingo y el día estaba espectacular. Antes de llegar al lugar recorrimos las calles de este viejo barrio en busca de otros restaurantes y bares para ir en otra ocasión
Al llegar nos encontramos con una esquina típica de Palermo viejo, con árboles muy frondosos que le daban una sombra acogedora.
Años atrás en el lugar funcionaba un antiguo almacén con despacho de bebidas , aún hoy funciona como almacén ya que se venden productos como fiambres de ciervo, quesos de cabra, vinagres de la línea” La cocina del Vino”, panes de Lepi y la estrella del lugar que es la grapa Carajo.
El almacén estaba decorado con elementos y cosas antiguas. En las paredes había cuadros con personajes que habían pasado por el lugar y también cuadros con recortes de diarios y revistas con artículos sobre el local. Una gran barra se ubicaba de frente y por encima de ella un gran pizarrón donde estaba descripto las recomendaciones del día para degustar. En un costado de la barra se exhibían todos los productos que estaban a la venta y en el otro costado se veía la cocina con un chef llamativamente alto y simpático. En cada mesa había una planta de hierbas aromáticas como centro de la misma.
También había mesas en la vereda y de sus paredes colgaban pizarrones que hacían las veces de carta.
Los baños eran pequeños y con un estilo rústico, el lavatorio era un bebedero para vacas hecho de chapa.
Como llegamos temprano nos ubicamos en una mesa en la vereda y nos dedicamos a leer los diarios acompañados de un vino “Torrontes Finca de las Nubes de Cafayate Salta”.y una panera con distintos panes de Lepi con un paté de ciervo ahumado.
Como plato principal Fernando eligió “Un ñandú al Malbec” con tres guarniciones, el ñandú es una carne con una textura similar a la vacuna y con un gusto similar al de un ave silvestre. Hablando con el chef me comentó que ese día había usado la parte del lomo y la había preparado con Malbec en una porción lenta a baja temperatura. En verdad lo consideró un lujo porque esa es la forma en la que se prepara los cuartos traseros que son de por sí más duros y fibrosos. El lomo es tan tierno que incluso puede prepararse solamente sellándolo en una sartén y que en su interior quede prácticamente crudo. Las tres guarniciones eran de papas, calabazas y zuccinis en distintas texturas según cada preparación. La salsa de Malbec era concentrada y oscura típicas de las cocciones lentas.
En cambio yo elegí “Wok de vegetales con pollo, almendras, y jengibre”.
Como postre elegimos uno cada uno y los compartimos.
Uno fue el postre “Vigilante Gourmet” compuesto por una combinación de tres dulces (membrillo, guayaba y arándano). Los tres sólidos cortados en lonjas acompañados de tres quesos ( criollo, brie, y cabra rustico) salseado todo con un almíbar de cayote.
El otro fue el postre de la casa “Postre Carajo” que era un semifredo de algarrobina con cristales de grapa acompañado de un chupito de grapa Carajo. La grapa Carajo fue la bebida de más graduación alcohólica que probamos 67 grados. A Fernando le pegó mal, caminaba sin sentido por la plaza Serrano.
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