El área de sabor 43 es un área de la corteza cerebral donde se hace consciente el sentido del gusto. Hace un año exactamente comencé una recorrida por la ciudad de Buenos Aires buscando sabores y aromas. Quiero transmitir día por día dicha experiencia sensorial.
martes, 10 de julio de 2012
Pizzerías de Pompeya
El día que fuimos al Ejercito de Salvación donde compramos una pochera para huevos poché y un plato térmico de loza y fondo anodizado, empezamos a conocer las pizzerías de valor patrimonial de Buenos Aires, tal es el título del libro que hoy empezamos a recorrer.
El comienzo fue en el barrio de Nueva Pompeya y vistamos La Blanqueada en la esquina de Sáenz y Rabanal, su nombre recuerda a la pulpería que en ese mismo sitio existió en el siglo XXIX. El lugar es amplio, una virgen le otorga un toque de santidad a la caja registradora. Desde su ventana la visión de la esquina resulta cinematográfica por la variedad de colores que le aportan el montón de líneas de colectivos que circulan por la zona.
De aquí nos cruzamos a La Tropical en la esquina de Sáenz y Lynch desde donde se divisa en toda su magnitud el Puente Uriburu. El salón es amplio, el horno era a leña , está a la vista, las pizzas al corte están exhibidas en la barra.
MIRAMAR
En otras de las salidas maratónicas almorzamos en Miramar , Luego fuimos a Pompeya a visitar al Ejército de Salvación y de paso conocer dos pizzerías de la zona.
El Miramar es un bar gallego de esos de toda la vida,
actualizado, sí, pero todavía bien aferrado a la tradición: buena comida, buen
vino, poca ceremonia, sin tonterías
Los dueños son de Lugo y se nota la sobriedad montañesa. Los gallegos de mar son más expansivos, quizá más duros, también, como toca a cualquier nación marinera. Yo me pedí el rabo de toro, por cuestión de nostalgia, y lo encontré bueno, tierno, además de lo entretenido que es ir sacando la carne de las vértebras. Además comimos unas buenas berenjenas en escabeche y una rica tortilla a la española.
En cuanto a la historia del lugar digo que abrió en 1948 en un local donde antiguamente funcionó la sombrerería de medida Della Corte que tenía como cliente a Carlos Gardel y Francisco Canaro.
Las paredes del salón están pintadas de verde , las sillas y mesas originales aportan calidez, buena colección de botellas antiguas de la que me llamó la atención una de Komari, antes de irnos en la rotisería compramos un hueso de jamón de jabalí ahumado.
Kekanto en Puro Bistro
Ubicado en la calle Thames 1920 en Palermo. Además de un bistró es sobretodo un cigar-bar y una tabaquería. El lugar posee cinco sectores muy elegantes para distintos usos: en la entrada una especie de living con cómodos sillones aptos para disfrutar de un buen habano. Hacia el interior la exposición de una hermosa colección de tabacos y pipas y distintos elementos para armar cigarros. Luego el sector de mesas del propio bistró muy elegante con una amplia zona vidriada que da directamente humidero donde en óptimas condiciones de temperatura y humedad están expuestos los mejores habanos del mundo. El final del salón se remata con una barra bastante bien provista. A este lugar llegamos por kekanto que realizó la 6º fiesta con los kekanteros. En esta oportunidad ofrecieron variedad de suhi maridado con espumantes de Flia Zuccardi: cinco varietales de Alma 4 del cual sobresalió el espumante Alma 4 de Bonarda.
domingo, 1 de julio de 2012
Plaza Café
Bar notable ubicado en la Av. Rivadavia 4732 en el barrio de Caballito.plaza café goza del topográfico privilegio de estar en una distinguida esquina de la ciudad, que invita a contemplar el Parque Rivadavia, en frente el Club Italiano y el febril movimiento de la tumultuosa Avenida Rivadavia.
Tiene un estilo elegante con grandes ventanales, revestimiento de madera y una suntuosa barra. El nombre original era Bar Lezica, en directa alusión al apellido de los propietarios de la quinta que iba desde el Normal Nº 4 hasta la actual Avenida La Plata.la fachada esta revestida con granito negro, que contrasta con el intenso rojo de los toldos, En la vereda hay sillas de fundición de color verde inglés con sombrillas.En el interior las paredes estan recubiertas con una sobria boiserie, las mesas del salón alternan las formas circular y cuadrada, la vajilla luce el logo de la casa. Gran concurrencia femenina a la hora del té, con tostadas, leche, manteca y mermelada. El aperitivo y lad picadas son un clásico de los fines de semana .Tortas clásicas y el café de la casa son memorables. Conrado Nalé Roxlo, Antonio Requeni ( escritores), Rodrigo Bonome y Manuela Arrieta (pintores) frecuentaban las mesas de este café.
Nosotros comimos una rica merienda tradicional con café con leche , tostadas , manteca ( que cobraron la adicional, eso está mal) una porción de torta.
CAFE NOSTALGIA
En la esquina de Soler y Coronel Díaz, se encuentra este café-bar que
ocupa la planta baja del edificio de siete pisos construido por el
arquitecto R. Scarpelli y el ingeniero J. Scarpelli. En la vereda hay
seis mesas de chapa con tres patas, pintadas de amarillo, y además,
clásicos silloncitos de mimbre y caño verde acompañados por tres
sombrillas. El frente tiene una puerta de dos hojas en el centro y
ventanas a ambos lados. Dos ventanas más iluminan naturalmente el
pequeño salón. Las cortinas de color natural, junto a las sillas y
silloncitos tipo “Thonet”, las mesas cuadradas, y la barra, todas de
madera, aportan calidez. El clima es cordial, el público muy variado y
joven. Las paredes están cubiertas por imágenes, como el afiche “Bières
de la Meuse”, de Alphonse Mucha; una foto del actor James Dean; viejas
propagandas de Coca Cola; reproducciones de pinturas, “Los jugadores de
cartas” de Paul Cézanne, entre otras más. También hay muros revestidos
de madera, y empapelados a cuadritos con fondo azul. Junto a la columna
cubierta por espejos se encuentra un barril lleno de maníes para
servirse libremente. Por detrás del mostrador la pared tiene un espejo
con estantes que alojan botellas. “Nostalgia” está abierto todos los
días, menos los domingos, desde las ocho de la mañana hasta la hora que
sea conveniente. Al medio día se puede comer desde sandwiches de jamón y
queso hasta lomo a la ciruela, o unos buenos “crèpes”. Se trata de un
negocio familiar que abrió en 1987.
En esta oportunidad , comimos un sandwich de jamon crudo y queso en un rico pebete con gaseosa.Lo llamativo de este lugar , a mi parecer , es el tipo de gente que concurre. La mayoría mujeres solas , parejas de mujeres, y además en el baño de damas un cuadro alusivo al nudismo. Da que pensar, no? Será lésbico.....
La pasamos muy bien!!!! y de ahí a la fiesta de Kekanto en Puro Bistró.
VARELA VARELITA
Otra tarde de recorrido por los bares , empezamos ese dia en Varela Varelita nos fuimos luego al cafe Nostalgia y terminamos a la noche en Puro Bistro en una reunión de Kekanto
Cuando se cruzan dos calles de Palermo, como lo son Paraguay y Scalabrini Ortiz, se pueden encontrar con un emblemático bar como Varela Varelita que no puede más que mantenerse estoico ante el pasar del tiempo, para convertirse en un clásico del barrio y pasión de los vecinos.
De cafés y bares, Buenos Aires está lleno, de una amplia variedad, estilos y especialidades. Pero para quien se ha encariñado, con Varela Varelita, no hay otro igual. En sus mesas se han sentado ocasionalmente escritores, políticos y algún que otro artista. Pero quienes le ponen color al bar, son vecinos, muchos de ellos comentaristas de deportes y filósofos de la vida en general.
Si me preguntan qué tiene de especial este bar, caigo de lleno en la parcialidad de responder: el gato que, dependiendo del día, se puede llamar Garfield o Shakira, y el mozo Javi, experto en atenderte con una sonrisa y hacer trucos y malabares con los vasos (los deja girando arriba de la mesa).
A la hora de ver la carta, no se puede pedir nada muy elaborado, pero no es un límite para pasar un buen momento. En la sencillez está la felicidad, por eso el café viene acompañado de un vasito de soda y un toscanito de chocolate. Recomiendo el sándwich en pan de figazza, particularmente los que tienen jamón crudo. Y para los que disfrutan de los licuados, el de banana -servido en una jarrita colorada retro- causa furor
Cuando se cruzan dos calles de Palermo, como lo son Paraguay y Scalabrini Ortiz, se pueden encontrar con un emblemático bar como Varela Varelita que no puede más que mantenerse estoico ante el pasar del tiempo, para convertirse en un clásico del barrio y pasión de los vecinos.
De cafés y bares, Buenos Aires está lleno, de una amplia variedad, estilos y especialidades. Pero para quien se ha encariñado, con Varela Varelita, no hay otro igual. En sus mesas se han sentado ocasionalmente escritores, políticos y algún que otro artista. Pero quienes le ponen color al bar, son vecinos, muchos de ellos comentaristas de deportes y filósofos de la vida en general.
Si me preguntan qué tiene de especial este bar, caigo de lleno en la parcialidad de responder: el gato que, dependiendo del día, se puede llamar Garfield o Shakira, y el mozo Javi, experto en atenderte con una sonrisa y hacer trucos y malabares con los vasos (los deja girando arriba de la mesa).
A la hora de ver la carta, no se puede pedir nada muy elaborado, pero no es un límite para pasar un buen momento. En la sencillez está la felicidad, por eso el café viene acompañado de un vasito de soda y un toscanito de chocolate. Recomiendo el sándwich en pan de figazza, particularmente los que tienen jamón crudo. Y para los que disfrutan de los licuados, el de banana -servido en una jarrita colorada retro- causa furor
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