viernes, 24 de agosto de 2012

PULPERIA ÑA SERAPIA


Este día comenzó, primero en esta pulpería, luego a la Rural a Presentes y por último a un restó mejicano.
Este bodegón se encuentra en la Avenida Las Heras 3357 , es un rincón regional en Buenos Aires desde 1963. El local es muy pequeño, angosto  con once mesas, sencillas con sillas de paja. Al fondo se encuentra la cocina con un horno grande, bastante viejo, al igual que sus cacerolas y utensillos de cocina. ( todo bastante sucio y desprolijo ) Las paredes están cubiertas de cuadros regionales, fotografías  y en particular me llamó la atención esta poesía , escrita por la gente del lugar:

EL gusto es nuestro

Locro, empanadas, tamales
Se sirven en Ña Serapia
Con sabores especiales
Los sabores de la Patria

Cuando los queremos sentir
en el paladar y el alma
ya sabés donde acudir
a disfrutarlo con calma

pese al ritmo cotidiano
de la avenida y su ruido,
tal vez con vino riojano
descubras otro sonido:

el de un tono familiar
muy respetuoso y sereno
una forma de tratar
que hace los ratos amenos

la carbonada , la humita;
quesillo, pasteles, vino.
aquí tenes una cita,
de gusto noble y genuino.

por eso cuando es así
que queres sentir la vida,
hacete un tiempo y veni
que aquí esta siempre nuestra comida.

Sus especialidades norteñas son: locro, empanadas, humita, tamales, quesillos y dulces regionales.
Nosotros comimos: empanadas de carne, humita, cebolla y queso, jamón y queso y la tradicional salteña. Realmente son riquísimas.
El lugar es a pesar de su aspecto para mi gusto, maravilloso, con buena atención y me llamo la atención la cantidad de extranjeros y gente con poder adquisitivo alto.
La pasamos genial y de allí a la Rural  a la exposición de Presentes pero en este caso para comprar cosas para nosotros. Llegamos y como siempre nos fuimos a tomar un cafecito con las tradicionales medialunas del abuelo, Fer se tomó un trago frutal.
Recorrimos todos los stands, dimos varias vueltas hasta que decidimos comprar: sábanas, colchas, repasadores y toallas. Fer como es habitual se calentó con varios hermosos adornos y un enorme reloj para casa.
Nos llevó varias horas así que llamamos a Guido para invitarlo a comer unos ricos tacos mejicanos y por suerte aceptó. Fuimos a su encuentro en la estación de Palermo y de allí a comer.

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