Este día comenzó, primero en esta pulpería, luego a la Rural a Presentes y por último a un restó mejicano.
Este bodegón se encuentra en la Avenida Las Heras 3357 , es un rincón regional en Buenos Aires desde 1963. El local es muy pequeño, angosto con once mesas, sencillas con sillas de paja. Al fondo se encuentra la cocina con un horno grande, bastante viejo, al igual que sus cacerolas y utensillos de cocina. ( todo bastante sucio y desprolijo ) Las paredes están cubiertas de cuadros regionales, fotografías y en particular me llamó la atención esta poesía , escrita por la gente del lugar:
EL gusto es nuestro
Locro,
empanadas, tamales
Se sirven
en Ña Serapia
Con sabores
especiales
Los sabores
de la Patria
Cuando los
queremos sentir
en el
paladar y el alma
ya sabés
donde acudir
a
disfrutarlo con calma
pese al
ritmo cotidiano
de la avenida y su ruido,
tal vez con
vino riojano
descubras
otro sonido:
el de un
tono familiar
muy
respetuoso y sereno
una forma
de tratar
que hace
los ratos amenos
la carbonada , la
humita;
quesillo,
pasteles, vino.
aquí tenes
una cita,
de gusto
noble y genuino.
por eso
cuando es así
que queres
sentir la vida,
hacete un
tiempo y veni
que aquí
esta siempre nuestra comida.
Sus
especialidades norteñas son: locro, empanadas, humita, tamales, quesillos y dulces regionales.
Nosotros comimos: empanadas
de carne, humita, cebolla y queso, jamón y queso y la tradicional salteña. Realmente
son riquísimas.
El lugar es a pesar de su
aspecto para mi gusto, maravilloso, con buena atención y me llamo la atención
la cantidad de extranjeros y gente con poder adquisitivo alto.
La pasamos genial y de allí
a la Rural a la exposición de Presentes pero en este
caso para comprar cosas para nosotros. Llegamos y como siempre nos fuimos a
tomar un cafecito con las tradicionales medialunas del abuelo, Fer se tomó un
trago frutal.
Recorrimos todos los stands,
dimos varias vueltas hasta que decidimos comprar: sábanas, colchas, repasadores
y toallas. Fer como es habitual se calentó con varios hermosos adornos y un
enorme reloj para casa.
Nos llevó varias horas así
que llamamos a Guido para invitarlo a comer unos ricos tacos mejicanos y por
suerte aceptó. Fuimos a su encuentro en la estación de Palermo y de allí a
comer.
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