Liniers a mi entender, es un lugar al que los gourmet
porteños no pueden dejar de ir, ya que desde hace años existen a lo largo de sus calles infinidad de
negocios donde pueden encontrarse los mejores productos de la cocina boliviana
y peruana.
Es por eso que
en varias oportunidades vamos a comprar productos para tratar de reproducir en
casa los platos típicos de esos países.
Así a lo largo de la calle José León Suárez y pegados
uno a otro ( no se puede recomendar a
ninguno en especial), hay maravillosos locales con colores y olores como no hay
en otra parte de Buenos Aires.
Esa mañana compramos para la cena Oka ( especie de
batata), Ají panka( ají seco que al hidratarlo y rasparlo desprende una carne
deliciosa), porotos tape, y unas cuantas especias y variedad de ajíes(
jalapeño, escabeche y locoto).
Tampoco se puede desaprovechar los productos de las
carnicerías, compramos chinchulines de cordero y hermosas costillas de cordero
capón, de 400 gramos
cada una.
Estando por estos lugares es imposible no ir a
almorzar a un restaurante boliviano, y el de elección es Miriam, su dueña
nacida en Cochabamba , cocina los platos tal cual los come el pueblo boliviano.
Está ubicado en la calle Ybarrola 7184.
Tiene dos locales y una sucursal en la esquina, todos amplios y limpios. La
presentación de los platos no es a la que estamos acostumbrados, pero los
sabores valen la pena. Comenzamos con una salsa de tomate con locoto para untar
unos pancitos dulces, luego seguimos con: Chorrillana ( base de arroz , huevo
frito, papa frita, tomate salteado y cebolla acompañada de carne grillada a la
plancha) y luego lo que se denominan Planchitas ( bifecitos con papas y huevo
todo grillado).
El menú es muy extenso, falto probar el pollo Broaster y las sopas de maní.
Compramos para tomar Salvietti que es una gaseosa de papaya
De fondo nos acompañó todo el almuerzo la cumbia
boliviana.
Cabe destacar los carteles en los baños “ Solo urinario”. Para recordar esta
experiencia!!!!!!!!!!!
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