En Noviembre de 1887, el aire de la Catedral al Sur, en el barrio de Monserrat, se perfumó con el aroma del café recién molido. Don Gumersindo Cabedo abrió La Puerto Rico, en un local de la calle Perú, entre las de Alsina y Moreno: lo llamó así, debido a que vivió algún tiempo en Puerto Rico, tierra de buen tabaco y apreciado |
En Perú funcionó el café hasta 1925, año en que pasó a ocupar el local de Alsina 416, donde hoy continúa ofreciendo su hospitalidad y su buen café. José Ingenieros, Paul Groussac, Arturo Capdevilla, José María Monner Sanz y Rafael Obligado frecuentaron sus mesas.
Durante muchos años fue uno de los lugares de reunión preferido por los alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires. El pintor Willy Guzmán, el fotógrafo Alberto E. López, el relojero urbano Alberto Selvaggi, el arquitecto José María Peña y sus colaboradores del Museo de la Ciudad, son algunos más entre sus tantos y consecuentes clientes.
La fachada de La Puerto Rico combina el granito negro revistiendo los muros, con las amplias vidrieras, la carpintería de madera y su puerta de dos hojas con vidrios esmerilados con la síntesis de una taza de café y su nombre. En la vidriera aparece el muñeco característico del local, un negrito con ropa blanca y sombrero anaranjado. El frente se completa con dos toldos verdes.
El salón, de generosas dimensiones, con una capacidad de 180 personas tiene alrededor de 70 mesas, redondas y rectangulares con tapa de mosaico granítico que lleva incrustada en estaño, el nombre del café. La base es de madera.
En las paredes, la boiserie alcanza una altura de dos metros, que intercala espejos de medialuna, donde se reflejan las siete columnas existentes. El piso de mosaico granítico decorado, tiene alusiones a su nombre y estilizadas figuras de negritos y de barcos de vela triangular.
Una baranda de madera torneada, divide en dos al salón.
En el mostrador próximo al acceso se vende café recién molido, aproximadamente 180 kilos diarios. Hay además bombones, masas secas y facturas.
Un afiche de Gardel con sombrero y clavel rojo en el ojal; las plantas; el Diploma del Museo, y el paño con vidrio decorado en el cielorraso, dejan su impronta entre los detalles de la ambientación.
La concurrencia es variada, lo mismo que la consumición, si bien gana el café, ya sea solo o con leche y medialunas, los sandwiches especiales de pavita con tomate, o los de pan negro con jamón crudo y queso son muy solicitados, lo mismo que los submarinos, la torta de manzana, los scones, y también ahora, las pizzas en los modelos clásicos.
Los mozos, varios con muchos años en la casa, visten pantalón negro, camisa blanca, chaleco y moño a cuadritos rojos y negros.
En 1999 La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Declara a La Puerto Rico Café como "Sitio de Interés Cultural" y "Bar Notable" es una de las tres casas mas antiguas de la Ciudad de Buenos Aires .
Una foto de los artistas españoles Ángela Molina y Manuel Banderas, nos recuerda que algunos pasajes de la película de Jaime Chávarri, Las cosas del querer II se filmaron en este café.
Francisco Lacal Montenegro, habitué de toda la vida, es el autor del tango Café de La Puerto Rico: "...estampa del ayer / porteño y señorial, / que allá por el ochenta y pico... / viviste el florecer / del alma nacional..."
Un señor, mientras espera que el mozo traiga el pedido, conversa con su nieto, y le cuenta: "en una de esas mesas tuve la primera cita con una chica; desde entonces, para esa fecha nos encontramos aquí todos los años, sin haber faltado ninguno. Ya pasaron cincuenta, a tu abuela le encanta venir..."
Muchos dicen que el mejor café de Buenos Aires se toma en La Puerto Rico. Nosotros lo comprobamos junto a una s tradicionales facturas de manteca.
m
No hay comentarios:
Publicar un comentario