Caminando por Suárez al cruzar Necochea uno se da
cuenta que las cantinas de La
Boca ya no existen son
un símbolo del deterioro de la decadencia.
Siguiendo por Suárez hasta sus inicios en el numero
101 en su intersección con Caboto esta La Buena Medida un baluarte
boquense
Fue en sus inicios un almacén y despacho de bebidas, y
su nombre surgió del lema: "para tomar bebida, tomar la buena; para tomar
la buena..., la buena medida"
El bar es despojado y el lugar donde esta es desolado
Lejos quedo el alto transito del lugar en la época en
que funcionaba en la zona el ministerio de Obras Publicas o el desembarco de
las lanchas que traían sandías de Corrientes, nos contaba Antonio el hijo del
dueño que allá por los años 50 pasaban no menos de tres mil personas por día
por la zona
Los operarios de YPF
que ahí cerca trabajaban convirtieron al lugar en el paraíso del
sándwich de mortadela
El lugar es muy oscuro creo que así lo prefieren los
parroquianos cuando entramos nosotros prendieron la luz seguramente porque nos
vieron extraños
Mirando por la ventana se puede ver el comienzo de la
villa de Caboto y la autopista , , se veían los tachos quemando madera para dar
calor y
los perros ganaban en número a la gente , estaba casi anocheciendo.
De no ser por
la autopista o por el paso del 20 que va a Retiro uno no podría adivinar en que
década del siglo xx estaba ocurriendo
esta visión
A la izquierda
de la ventana se podía ver un conventillo pero no el típico, el pintado de
todos colores sino el primitivo el de chapas oxidadas por el tiempo.
Aquí se puede venir a tomar vermouth o café, el café
todavía cuesta seis pesos , y aquí el detalle gastronómico es uno de los pocos
lugares donde aun hoy se pueden probar los strascinattis (pequeños capeletis de
pasta seca ) al pesto que siempre fue la pasta boquense por excelencia.
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